Pasear por las calles centrales de Cuenca tiene un pequeño inconveniente visual: locales vacíos con pintadas y carteles a medio caerse, garabatos en fachadas de comercios y suciedad en las paredes que encuentran un resquicio entre bloque y bloque. El conquense opina. «Podría haber un sitio específico para ellos y no engorrinar las casas, estos de aquí llevan mucho tiempo y me quejaría, pero me va a dar lo mismo», expresó una vecina recogiendo el sentir general.
Concha justo estaba hablando de eso con su familia mientras salían a dar una vuelta por la calle Colón, que habían notado que la ciudad estaba «más sucia» que hace unos años, «bastante más». Confirmó que hay grafitis por todas partes y no le ha llegado noticia de que haya sanciones. «Para los que vivimos aquí no es muy agradable salir a la calle cada día y ver todo lleno de orines y pintarrajeado por todas partes», expresó con pesar.
A Félix también le parece que llenar la ciudad de grafitis «está mal», y le gustaría trasladar un mensaje a las autoridades competentes: «Que se pongan las pilas» porque no ha escuchado que haya sanción alguna. «Leo el periódico todos los días y debería salir más que les sancionan», enfatizó alzando el tono de voz.
«Esto es una guarrería y, por favor, que lo vayan limpiando», aprovechó Charo para comentar mientras cuidaba de su nieto Pedro. Las pintadas le parecen horrorosas: «¡Si aún fueran bonitas!…». «Aunque mejor decir que todo está bien», remataba Alejandra para hacer un poco más ameno el paseo en su silla de ruedas.
Abraham gestiona un local deportivo en la calle Colón y la persiana de su negocio está grafiteada, pero aseguró que no le molesta. Piensa que hay ciudades con más grafitis que Cuenca y en realidad este tipo de expresión forma parte del entorno urbano de la ciudad: «Hombre, hay algunos que son desastrosos y realmente feos, pero otros no». No cree que sea un fenómeno exclusivo de aquí, en su opinión en todas partes hay gente que «mancha las paredes que no son suyas», pero no lo considera suciedad.
Y desde su envidiada juventud, Laura está al tanto de los dibujos que hace la gente de la Escuela de Arte Cruz Novillo y los ve «bonitos, no quedan mal». Pero no está de acuerdo con quienes llenan paredes de «dibujos feos o escriben cosas raras». «Hay locales que están sucios y eso da mala imagen de la ciudad», opinó con cierto disgusto.
Por último, en esta peluquería frente al Torremangana las chicas que atienden están al tanto de las ampollas que levantan entre los vecinos los grafitis del barrio. «¡Fatal!», ha resumido Tere. «El que es bonito sí, pero estos de aquí los quitamos nosotras mismas», afirmó mientras recibía una mezcla de sorpresa y admiración de quienes la oían. Por supuesto, reconoció que en la acera de enfrente habían limpiado algunos, pero «al día siguiente estaban igual». A estas alturas de las entrevistas, las quejas por los grafitis recogidas por el El Digital de Cuenca casi están a la par con la falta de limpieza del suelo o los excrementos de las palomas.
Según fuentes del Ayuntamiento consultadas por El Digital de Cuenca, la limpieza es constante durante todo el año y de vez en cuando informan de algunos ejemplos en redes. El pasado 2 de abril sancionaron a dos grafiteros por valor de 1.500 euros cada uno de ellos tras su identificación por la Policía Nacional, sumando un total de 5 multas en lo que llevamos de año. Una sanción que también incluye la reparación del daño, o sea, la limpieza de las pintadas. Y tú ¿qué opinas sobre los grafitis de Cuenca? Déjanos tus comentarios en nuestras redes sociales.