Los Huertos Sociales en Cuenca, un lugar de unión y felicidad

El barrio de Villa Román cuenta con un lugar idílico

Una zona verde dividida en 36 pequeñas parcelas destaca en este barrio conquense, donde entre edificios, colegios y parques destaca un lugar de convivencia y de unión.

Un espacio en el que es complicado no encontrarte a alguien en las horas de luz del día, donde los vecinos de huerto se convierten en amigos, y en el que las matas de cada parcela, terminan siendo una excusa para disfrutar de la vida.

Huertos sociales Cuenca/Néstor Robaina

En esta época del año se perciben los diferentes verdes de cada clase de planta, así como las flores de los primeros frutos. Entre todo ello, nos encontramos a gente tan amable como Juan Pablo, que es vocal de estos huertos, quien acompañado de otros como Amado, también vocal, Alicia, Paco o Carlos son los primeros en llegar en una tarde soleada, en la que la brisa del aire es casi inexistente, pero quizás se está mejor entre los huertos que en la propia casa.

Juan Pablo, que ni se acuerda el tiempo que lleva gestionando una de estas parcelas, nos recibe con una sonrisa en la cara y con su rastrillo en la mano. Es uno de los que solicita y consigue ser elegido en posesión de un ‘Huerto Excelente’, por lo que su buen trabajo es reconocido y hace que pueda perdurar gestionando una de estas parcelas, las cuales fueron adjudicadas por última vez en 2024 para dos años más.

Juan Pablo en su huerto/Néstor Robaina

La mitad de los que se adjudican son excelentes, como es el caso, y la otra mitad de nuevos conquenses que llegan, para ello, deben estar al corriente de las obligaciones tributarias con el Ayuntamiento, que ningún miembro de su unidad familiar esté en posesión de otra parcela, que no ejerza la actividad agraria, que no hayan sido sancionados en razón a la posesión anterior de un huerto y que no hayan sido beneficiarios en la convocatoria inmediatamente anterior. “Ya ni me acuerdo los años que llevo aquí, para mí es una distracción y me siento muy bien de poder venir a este lugar”, nos contaba Juan Pablo.

En su caso, ya tiene el huerto más que listo y comenzando a ver los primeros frutos de lo que va a recoger este año “tengo aquí puerros, pimientos, este surco es de maíz dulce con judías, que luego ya crean una simbiosis como hacían los mayas y los aztecas, ya que se van creciendo y se enredan en las cañas. Los pepinos le van a dar sombra cuando crezcan”, nos apuntaba entusiasmado explicando su producción.

También podemos observar que completa su parcela con tomates o lechugas, todo en un estado sobresaliente, por lo que es entendible la calificación que posee.

Juan Pablo trabajando su parcela/Néstor Robaina

No tiene horario en sus visitas al huerto social. “Yo aquí vengo por la mañana, mediodía, por la tarde, por la noche ya nos vamos para casa y ya te dice la mujer, pero bueno, ¿sabes que tienes casa?”, nos apuntaba entre risas.

Tiene claro lo que es un huerto social para él. “La propia palabra lo dice, son huertos sociales, para socializar entre la gente, ayudar y que te ayuden o dejar ayudar y que te ayuden también”.

Ayudan a los que llegan nuevos “a los vocales nos preguntan, oye, ¿cómo va esto? ¿Cómo se hace esto? ¿Dónde voy a comprar la planta?, y nosotros les aconsejamos”.

Juan Pablo entre los surcos de su huerto/Néstor Robaina

Nos cuenta que no solo se cuida el huerto en verano. “Aquí ha habido trabajo de invierno y lo hay todo el tiempo, porque luego ya se va acabando esto y en el mes de agosto ya dices, bueno, pues voy a poner una planta de coliflor o de repollo o tal”.

Además de las propias parcelas, también cuentan con una zona cerrada con luz natural, la cual utilizan para guardar sus herramientas, las cuales también comparten en muchas ocasiones.

Amado en su parcela/Néstor Robaina

Sirve para dar sombra a ubicaciones en las que tienen zona para sentarse, descansar, hablar y disfrutar del trabajo bien hecho. Esos emplazamientos en los que socializan con sus verdes plantas de fondo y en los que se aconsejan de lo mejor para cada mata, o para un asunto familiar, ya que las plantas son una excusa para hacer amigos.

Cuenca busca poder contar con más zonas así, solo posee esta en Villa Román, ya que buscaba poder tener otra en el barrio de Las Cañadillas, pero no se pudo terminar de concretar.

El primer pimiento de la temporada para Juan Pablo/Néstor Robaina

Naturaleza y vida en mitad de Cuenca, lugares para quitarse el estrés, y encima, terminas comiendo sano lo que tú mismo has hecho crecer, ¿qué más se puede pedir?

Vista general de los huertos sociales/Néstor Robaina

Carlos Massó

Graduado en Periodismo y Diplomado en Trabajo Social. Natural de Carrascosa de Haro vive y disfruta de Cuenca, donde nació en un bonito año como fue el 1988. Informar, trabajar, luchar y soñar.
Botón volver arriba