Este año, la ciudad de Cuenca vibra con emoción, creencia y agradecimiento al celebrar el 75º aniversario de la coronación canónica de su protectora y alcaldesa de honor, la Santísima Virgen de la Luz. El 1 de junio de 1950 tuvo lugar la coronación solemne de la imagen, en una ceremonia multitudinaria que quedó inmortalmente en el corazón de los conquenses y en las futuras generaciones.
Fue en la explanada de la Escuela Normal de Magisterio de la ciudad. Lo que es hoy el Colegio Público de Infantil y Primaria “Fray Luis de León”, desde siempre conocida como “La Aneja”. Un día inolvidable, ilusionante y apasionado para los conquenses, ese 1 de junio.
Se conserva en la memoria fotográfica el instante de la coronación de la Patrona, portando la corona en su cabeza en presencia del Nuncio de Su Santidad, monseñor Gaetano Cicognani, y de don Salvador Alonso, quien posteriormente se convertiría en deán de la Catedral de Cuenca.
La investidura canónica de la Virgen de la Luz representó un acontecimiento de gran relevancia no solo en el ámbito religioso, sino también en el social y cultural. Impulsada por el obispo de la diócesis en ese momento, don Inocencio Rodríguez, y respaldada con fervor por toda la ciudad. No obstante, dos años antes, en 1948, con el aval de 13.434 conquenses, se había pedido el Privilegio de la Coronación Canónica.
Aquella ceremonia oficialmente reconocía una devoción que había estado presente desde hacía siglos. Fue un evento de carácter religioso festivo de carácter provincial sin precedentes, en el que estuvieron presentes 83 imágenes patronales llegadas de distintos pueblos de la provincia.
La figura de tono moreno, portando el Niño en sus brazos y un candil en su mano derecha, se encuentra inmersa en la historia y la leyenda, adornándose con el manto de la majestuosidad celestial, en su papel de Reina de los Cielos y guardián de Cuenca.
En el año 2025, tanto la diócesis como el Ayuntamiento han coordinado un amplio programa de conmemoración: exhibiciones históricas, ponencias, eventos culturales y, naturalmente, festividades litúrgicas que concluyeron con una eucaristía solemne en la Catedral de Santa María y San Julián.
Destacando la procesión excepcional que tuvo lugar el sábado 24 de mayo pasado, con la presencia de las imágenes de Nuestra Señora de la Luz, Virgen de las Angustias y Nuestra Señora de la Zarza (de Cañete), que partió de la Catedral Basílica y culminó en la Parroquia de Nuestra Señora de la Luz. La Virgen paseó por las calles de Cuenca al igual que hace 75 años, en compañía de miles de creyentes y devotos.
Este aniversario también representa una ocasión para meditar acerca del rol de la Virgen de la Luz como emblema de unidad y optimismo. En momentos de adversidad, su imagen ha representado un faro y alivio. Hoy, frente a los retos del siglo XXI, los conquenses encuentran nuevamente en ella ese brillo materno que orienta, resguarda e inspira.
En conclusión, estos 75 años de su coronación canónica no son simplemente una fecha en el calendario: representan la festividad viva de una historia común, de una fe que se hereda de padres a hijos, de una identidad que se manifiesta en la Virgen en su máxima manifestación.
Ya que donde existe fe, existe luz. Siempre existirá Cuenca donde se encuentre la Virgen de la Luz.
