El pasado 30 de mayo el gobierno regional presentaba junto con el Ayuntamiento de Cuenca un proyecto de reurbanización de la Calle Carretería. Esa nueva remodelación de una vía tan emblemática de la ciudad fue uno de los temas tratados en la última Asamblea General de la Real Academia Conquense de Artes y Letras, entidad que hay que recordar que entre sus objetivos fundacionales tiene, según marcan sus Estatutos, el de “ilustrar, proteger y exaltar los valores artísticos, históricos, literarios, científicos y musicales en la ciudad de Cuenca y en su provincia en todos sus campos y variedades, así como su vínculo y contribución a la cultura nacional”. Tras el debate mantenido por sus integrantes sobre tal asunto la corporación académica decidía exponer ante las instituciones y la opinión pública conquense sus reflexiones mediante el texto que a continuación se adjunta:
“LA MEMORIA DE MAÑANA
Sobre el valor de la memoria.
Carretería, como todo el centro de nuestra capital provincial, desprende una dulce añoranza del pasado. Los estudiosos, los intelectuales y buena parte de la ciudadanía lamentan y lamentamos la pérdida de sus valores paisajísticos, históricos y patrimoniales. Todos lo sentimos como un atentado a nuestra sensibilidad, a nuestro pasado y a nuestra historia y hemos asistido desilusionados y contrariados a decisiones que demasiadas veces nos han ido alejando del propósito lúcido que, en realidad, a todos los ciudadanos cabría comprender y compartir.
Asistimos desde hace meses a la promesa política de su “reurbanización”. Desde el primer anuncio, el presupuesto ha variado, los límites han cambiado: ambos han disminuido, dejando nuevamente sin abordar la visión conjunta de recuperación que todo el ámbito necesita. Cabe incluso cuestionarse los límites de la propia calle, que no siempre ha comprendido el mismo trayecto, pues antiguamente discurría desde la puerta de Huete (Puente de la Trinidad) hasta el Campo de San Francisco, donde ahora se ubica la Diputación Provincial.
Se conoce poco, demasiado poco del proyecto. Esta debería ser sin embargo una ocasión para que la ciudanía tomase parte en la recuperación de la identidad de este espacio urbano; también para que los mejores profesionales, aquellos que mayor cualificación y experiencia acumulan en lo tocante al espacio urbano, nos ayudasen a descubrir cómo. La ciudadanía lo merece y la ciudad también.
El proyecto no puede olvidar la estrecha relación vertebradora de esta vía urbana con las distintas partes que han ido componiendo la ciudad baja: su origen comercial y la conexión con el transporte (Carretería), la llegada del ferrocarril, la industria de transformación maderera (Madereros), la incorporación de las antiguas huertas, la transformación del Convento de San Francisco, los intentos de urbanización e higienización iniciados a mediados del siglo XIX y continuados en el XX que llevaron a trazar el Jardín de San Francisco y el Parque de Canalejas y a levantar los mercados en la Plaza de los Carros. Sólo quien comprende el pasado es capaz de proyectar el futuro. Por ello la recuperación del centro merece rescatar su identidad desde la comprensión de lo que fue. ¿Somos capaces de imaginar un proyecto que a partir de las denominaciones tradicionales y la trayectoria del uso de este espacio, incorpore lo material? Sin duda hay personas capaces de formularlo. Otras ciudades celebran concursos para encontrar para sus realizaciones a los mejores profesionales en materia de urbanismo. La fórmula de los encargos basados en el abaratamiento y la adjudicación sin publicidad no son en absoluto adecuados para estos fines e incompatibles además con la normativa legal como son asimismo incompatibles con la buena lógica de quien sabe, conoce y comprende la importancia de cuanto una actuación de este alcance requiere.
Necesitamos abordar un estudio del conjunto de edificios y espacios urbanos, de sus relaciones con el casco antiguo. Necesitamos entender Carretería como la transición armónica que fue entre la parte baja y el casco antiguo, necesitamos recuperar su papel de vía comercial, camino de carros y carretas entre la Sierra y la Alcarria.
Se habla de reurbanizar y la banalidad del término dispara las alertas y alimenta las más variadas conjeturas. Porque el reto va mucho más allá de elegir modelos de bancos o farolas: ya existieron modelos de farola de planteamiento mucho más moderno que el que se propone ahora, ya hubo antes árboles plantados…
Deberíamos partir del conocimiento de lo que fue y del reconocimiento de lo que no debió ser. Es amplia la extensa lista de pérdidas patrimoniales padecida desde el siglo XX: desaparecieron fachadas características y comercios tradicionales que daban vida y ornato y enriquecían el paseo (seguro que muchos recuerdan establecimientos como “Las tres B”, Perfumería Pepe, el Cine España o las tiendas de Narciso Díaz, Redondo, Escobar…)
Deberíamos celebrar las posibilidades que la presente ocasión nos brinda afrontándolas desde el conocimiento más informado y profesional, aprovechando la oportunidad técnica y respetando la única vía correcta y eficaz: el concurso abierto de proyectos con un jurado de reconocida experiencia, respetando lo establecido por el art. 183 de la Ley 9/2017, de 8 de noviembre, de Contratos del Sector Público».