La pobreza no es un tema, es un grito que interpela la conciencia. Personas sin hogar, con la etiqueta “sin techo”, inmigrantes, refugiados, indigentes, gente en riesgo de exclusión o en situación de vulnerabilidad… Diferentes rostros, pero mismos problemas. Lo cierto es que su realidad va cambiando según los tiempos y los puntos del mapa. En Cuenca también ha ido evolucionando con los años y tanto Cruz Roja como Cáritas han sabido unir fuerzas y adaptarse a las emergencias sociales. Ambas instituciones destacan la importancia de la capacitación de las personas sin recursos y la trascendencia de la labor del voluntariado, en un mundo en el que “los pobres son cada vez más pobres”.
Desde Cruz Roja Cuenca señalan que no es tanto que suban los casos de pobreza, sino que los que hay empeoran sus condiciones. La coordinadora provincial de Cruz Roja, Marta del Pozo López, analiza para El Digital de Cuenca la conclusión de un estudio realizado en marzo por Cruz Roja con las familias atendidas. Muestra que “todas las familias están experimentando un empeoramiento de la calidad de vida y un incremento de la brecha que les separa de la población general, especialmente en la dimensión de las condiciones materiales de vida”. Un dato que es aún más acusado en familias monoparentales con un riesgo de pobreza y exclusión social del 96,7%.
Ante esta situación, la intervención de Cruz Roja parte de una “atención integral” que fomenta la intervención en todas las esferas de la persona con el objetivo de capacitarles y promocionar su autonomía. Por tanto, no se centran solo en dar “respuestas inmediatas” a las necesidades básicas (alimentación, higiene, vestuario) con programas específicos contra la pobreza energética y las tarjetas monedero, sino que desarrollan programas educativos como talleres para reducir el gasto energético, mejorar los hábitos de compra y favorecer una alimentación consciente, así como otras iniciativas centradas en el éxito escolar para facilitar la igualdad de oportunidades en el acceso a la educación. Todo ello desde el Plan de Empleo para facilitar el acceso al mercado laboral.
De manera que orientan, asesoran, capacitan y median con las empresas, en coordinación con los agentes sociales y los voluntarios. La coordinadora subraya la labor del voluntariado (con más de 2.000 voluntarios en la provincia), ya que son los que mejor detectan las necesidades a cubrir y están presentes en todas las actividades que se organizan. Recuerda con especial entusiasmo la gala solidaria de la Asociación de Cocineros de Eurotoques que recaudó 9.500 euros para Cruz Roja y la Asociación Española Contra el Cáncer: “Tuvimos que cerrar inscripciones, fue una iniciativa muy bonita”.
También se muestra “muy satisfecha” por las respuestas que obtienen de las personas con las que trabajan porque se sienten agradecidas de “recibir herramientas para ser autónomos y no solo una prestación”. De lo contrario, incide, “no conseguiríamos mucho en la consecución de una buena calidad de vida”.
Es así como las personas en situación de vulnerabilidad “se convierten en protagonistas del cambio”, según asegura Marta del Pozo, quien avanza que el próximo mes de octubre será la nueva edición del Día en Familia, “un día muy importante para todos en la promoción de estilos de vida saludables”.
Fotografías cedidas por Cruz Roja Cuenca
El coste de vida y los salarios bajos, principales causas de pobreza
Desde que el pasado mes de febrero Luis Miguel Jiménez cogiera el relevo de Pedro Bordallo en el timón de Cáritas no ha dejado de bregar con asuntos que a cualquiera le cogen a desmano a diario. Confiesa que Pedro y él pusieron “unas cuantas pegas” al Obispo porque es una empresa “potente y complicada”, pero a la vez “muy bonita e ilusionante”.
En las seis plantas del edificio que luce el logo rojo de la ONG de la Iglesia Católica hay 32 personas trabajando y el personal voluntario. Subes las escaleras y lo sientes. Velan en varios frentes abiertos: el Centro de Alojamiento de Urgencia, el Centro de Atención Residencial San Julián, otras campañas vinculadas a un momento del año, y más de 90.000 acciones anuales desde las Cáritas Parroquiales de la Diócesis de Cuenca. Aquí hasta el director se define como “un voluntario más”, y atiende la entrevista vestido con el chaleco de faena.
Luis Miguel Jiménez sí podría decir que los casos de pobreza han aumentado y que la gente que está en situación de pobreza ha aumentado su nivel de pobreza. Lo atribuye en primer lugar a que el coste de la vida es cada vez mayor: “En las compras para el Economato que abastece a unas 50 familias antes se gastaban 800 o 900 euros y ahora nos estamos yendo a 1.600, se nos ha doblado”, principalmente desde la pandemia. Así, la gente que está en situación de vulnerabilidad está siendo cada vez más pobre.
El segundo factor que propicia el fenómeno, según explica, es que las familias pueden tener un trabajo, pero “los salarios no permiten que lleguen a fin de mes” y cubran sus necesidades básicas. Con lo cual, tienen que recurrir a entidades caritativas, como pueden ser Cáritas, Cruz Roja o San Vicente Paúl.
Por otro lado, coincide con otras organizaciones en señalar que “es tan importante poder ofrecerles una bolsa de comida como poder capacitarles, atenderles, acogerlos y escucharlos”. En definitiva, una labor de acompañamiento que es fundamental. Precisamente, Cáritas cuenta con el servicio de las parroquias donde reparten bolsas de alimentos, pero donde pueden ir a contar sus problemas, sus situaciones personales, qué necesidades y sentimientos tienen: “No es que me das la bolsa y me voy”, bromea. Entre otras cosas porque habrá parroquias que ya no puedan disponer de esa comida debido a que el Banco de Alimentos no la pueda facilitar. Funcionan como “grupos de acogida”.
También se ofrecen Tarjetas Monedero procurando beneficiar el comercio local y sin que se gaste en algo que no procede como una bebida alcohólica: “Ha de usarse para productos del hogar, alimentación, necesidades especiales…”. En principio, todas las personas necesitadas pueden ir a las Cáritas parroquiales como punto más cercano de conexión.
Otro de los servicios de asesoramiento está orientado a encontrar un puesto de trabajo, ejerciendo Cáritas como un intermediario con la empresa en cuestión. De hecho, para facilitar dicha captación ofrecen cursos de formación sobre distintas materias. Tienen uno en marcha para aprender el oficio de carpintería que hasta han restaurado los bancos de la iglesia de Cólliga y Jábaga. Ahora quieren poner en marcha otro de cocina castellana para extranjeros que tiene como finalidad aprender a hacer guisos de cuchara: “La gente lo está dejando un poco de lado y prefiere otro tipo de alimentos, como pueden ser cosas fritas o precocinadas, vamos a ver si les podemos ofrecer la posibilidad de reconducir esos hábitos”. Así que están buscando un voluntario que lo imparta.
Sin duda esta es la clave de Cáritas: los voluntarios. “¡No son importantes, son imprescindibles!”, exclama el director, quien sentencia que “si no fuera por ellos el proyecto de Cáritas hoy por hoy sería totalmente inviable”. En toda España hay 65.000, “¡imagínate la labor que están desempeñando esas personas!”. En Mira, por ejemplo, van todas las semanas y han iniciado la segunda fase del proyecto de ayuda a los damnificados por la dana: “La gente nos decía que si pudieron beber agua el primer día y al siguiente comer pan fue gracias a Cáritas”. Según la secretaria general María Paz Ramírez, en esta segunda fase de reconstrucción «la gente no solamente necesita arreglar la caldera, sino ser escuchada y ver que hay esperanza», ya que todos se volvieron vulnerables de la noche a la mañana, y de una forma u otra vieron afectada su vivienda o peligrar su vida: “Tenemos una mujer que se tuvo que subir a un remolque y poco a poco le iba subiendo el agua hasta que le llegó a la rodilla cuando la pudieron sacar, fue de las últimas en ser rescatada”, testimonia.
En Madrid también asisten a cursos de formación con el coach Enrique Marco sobre liderazgo. Y en los colegios e institutos imparten charlas de educación solidaria. Por su parte, en RopaCor se encargan de reciclar el textil y ofrecerlo a bajo coste: “Se están recibiendo cantidades ingentes de ropa, esta mañana sin ir más lejos ha venido el conserje y me ha dicho que nos han traído una montaña de ropa que tapaba la salida hasta las macetas, ¡no me digas!”.
Junto a los voluntarios, agradece las donaciones y las ayudas de la Administración. Revela que Álvaro Martínez Chana, presidente de la Diputación, “está muy vinculado con Cáritas” y están estudiando poner en marcha otro proyecto relacionado con las Tarjetas Monedero. Respecto a la saturación del Centro de Urgencia con solo 10 plazas, comenta que están hablando la posibilidad de tener un local mayor o incluso montar un Centro de Día, “podría ser el antiguo centro de salud en San Ignacio de Loyola”, pero habría que acondicionarlo.
Un trabajo «duro», según matiza, pero del se queda con que la gente siempre le repite un “¡gracias!” incansablemente.
En torno a 12.000-13.000 personas beneficiarias en Cuenca
A falta de unas semanas para publicarse la nueva memoria de 2024, con los datos de la anterior la secretaria general de Cáritas, María Paz Ramírez, ya puede asegurar a este periódico que los beneficiarios han subido de 10.896 hasta situarse entre las 12.000-13.000 personas. Y es que lamenta que tener un trabajo hoy en día no signifique cubrir las necesidades mientras haya alquileres de 800 en pueblos: “Y con una infravivienda, claro”, matiza.
Se siente orgullosa de la labor que día a día realiza junto a sus compañeros, como por ejemplo el servicio de comidas a domicilio intentando conseguir que la persona permanezca el mayor tiempo posible en su domicilio. Ya se prepara para lanzar el próximo 17 de junio la nueva campaña del Corpus Christi con el lema de la Esperanza, propio del año jubilar. Hasta entonces, se hace imposible no seguir su heroica labor en la revista parroquial, y en las redes Facebook o Instagram.