La noticia de un supuesto caso de acoso sexual en el campus de la Facultad de Bellas Artes de Cuenca continúa generando discordia tras la concentración de repulsa que tuvo lugar en febrero. Desde que el Colectivo Académico 13 Rosas denunciara la semana pasada en redes que “las alumnas se encuentran en una situación de abuso por parte de un profesor” no dejan de sucederse las reacciones.
La portavoz del Colectivo confirma en El Digital de Cuenca, como hiciera en El Digital de Albacete, que la situación se mantiene invariable tras el comunicado de rechazo, “ni la Universidad ha respondido nada más, ni nadie ha hablado con las afectadas”. Cree que es porque al campus “no le conviene” mover ficha hasta que no “trate bien” y finalicen los trámites de la investigación. Considera que, aunque hayan suspendido al profesor de la actividad examinadora, no es una solución definitiva para atajar el problema: “Se trata de una medida preventiva, pero lo que se tendrá que ver es qué pasa a partir de ahora”.
Sin embargo, “como el curso está prácticamente finalizado y se están haciendo gestiones”, entiende que no va a producirse una nueva acción de protesta. No obstante, sus compañeras están “esperando a ver si las alumnas quieren hacer algo más” y traslada que se encuentran “satisfechas por el apoyo” que están ofreciendo a las víctimas: “Queríamos que supieran que estamos de su parte y que nos pueden pedir lo que necesiten”. Su motivación es dejar de silenciar un comportamiento que llevan “soportando tanto tiempo por miedo a represalias en los exámenes”.
«HA PAGADO GENTE INOCENTE«
Por su parte, la visibilidad pública de este caso ha propiciado sentimientos encontrados en el profesorado. Uno de los fundadores de la Facultad, doctor y profesor del área de Dibujo, José Ramón Alcalá Mellado, considera que “no se han hecho las cosas correctamente” y que la Universidad tiene suficientes mecanismos de control y gestión de estas situaciones para que se lleven a cabo de manera eficaz.
“Entiendo a las personas, a cada parte, pero estamos en una sociedad desarrollada y en una Universidad suficientemente moderna como para hacer las cosas de otra manera”. Está convencido de que “ha pagado gente inocente” y con ello aclara que no quiere que los culpables no cumplan con lo que la legislación establezca para este tipo de delitos.
Mellado confiesa que ha recibido llamadas de “colegas” de otras comunidades autónomas preguntándole qué estaba pasando, pero no sabía qué decir porque él era “el primer sorprendido”. En su opinión, antes de hacer manifestaciones se puede acudir a la oficina del estudiante y expresar la queja “por un canal más adecuado”. Para él, las formas son muy importantes, sin quitar protagonismo al fondo, pero se jacta de estar en una Facultad “abierta y moderna con personas que comprenden el cambio, punta de vanguardia”. Por ello, piensa que es fundamental “aprender a gestionarlo de una manera más correcta para que las víctimas sean solo las víctimas y los culpables solo los culpables”.
A la vez, desvela algunos aspectos del protocolo que la Universidad ha puesto en marcha, como juntas extraordinarias, reuniones, informes para el profesorado… E insiste en que “no se puede salir a la puerta con pancartas de forma colectiva diciendo que están hartas de profesores babosos”. Porque entonces se pregunta: “¿Me están diciendo a mí? Yo tengo 65 años y no puedo estar señalado, he tenido una actitud ejemplar en todos mis años de trabajo y he cuidado mucho este tema, ¿por qué me tengo que sentir incluido?”. Por eso, entiende que “si hay compañeros que tienen una conducta inadecuada que se persiga, pero que realmente no suponga un problema para la Facultad”.
Respecto a si se trata de un profesor acusado o varios, tiene la sensación de que “las críticas internas son más generalistas y amplias, y hay más personas implicadas”. Sin embargo, recomienda no entrar en una lucha ni obsesionarse demasiado. “Conozco bien el funcionamiento de esta Facultad y ¡esto ha sido una caza de brujas!”, exclama. Justifica su argumento sosteniendo que Bellas Artes precisamente es un espacio donde “hay modelos desnudos que posan en las clases, pinturas políticamente incorrectas, discursos inmorales”. Y zanja la cuestión al asegurar que “con esta amplitud de miras no se puede permitir el lujo de caer en estereotipos de ambos lados”.
COMENTARIOS ERRÓNEOS Y SESGADOS
A día de hoy y desde que se produjeran los hechos, la UCLM mantiene lo que comunicó cuando saltó la polémica: que “lamenta profundamente los comentarios” vertidos en medios y redes, y que “contienen afirmaciones erróneas y sesgadas”, tanto de los hechos como de las actuaciones llevadas a cabo por la institución.
Por ello, fuentes consultadas por este periódico remiten otra vez al documento original en el que reiteran el “total rechazo” a esos comentarios por vulnerar la confidencialidad y la privacidad del proceso. Insisten en hacer un llamamiento al “respeto” de las personas implicadas y al “compromiso ético” de los órganos competentes. Por último, piden “responsabilidad y prudencia” a la hora de velar por un entorno académico seguro.
PRUDENCIA Y RESPETO A LA INVESTIGACIÓN
Por último, fuentes de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha confirman a este periódico que se mantienen informados puntualmente por la UCLM y no dudan de que “seguirán investigando lo que haya podido suceder, aunque la no existencia de denuncias complica todo”. Concretamente, trasladan que “por prudencia y respeto a la investigación” se remiten a los comunicados públicos que han enviado.
En cualquier caso, se recuerda que “hay servicios públicos a disposición de las personas que puedan haber sufrido algún tipo de violencia de género para orientarles y ayudarles”.
